LA COMUNICACIÓN MODERNA Y EL PRECIO DE LA OMNIPRESENCIA

“Desde la revolución tecnológica en 1985, sobresaliendo el internet, hay indicios del hombre en el ciberespacio y la presencia de la “Aldea Global”.

 

Para ingresar al mundo moderno no hace falta más que adquirir los recursos multimodales —técnico/tecnológicos, lingüísticos y socio/antropólogos— de las RSV (Redes Sociales Virtuales). No sin tener en cuenta que la comunicación moderna es permitida por la creación del internet. El origen del internet, según Berners-Lee es una promesa humanista de crear una red libre, democrática y sin fricciones (Beltrán, 2017, p. 108). Pero si se observa a una sociedad consumista y democrática en un contexto virtual, su resultado es el uso frecuente de los medios calientes, es decir, aquellos que gozan de información, tanta que se llega a desinformar.

¿Es posible estar en todos lados?

Marshall McLuhan respondería efectivamente. Por mucho que resulte confuso si hay como estar en todo el globo terráqueo, el minúsculo detalle a pagar es convertirse en un prosumidor.

Si se toma en cuenta que el ser humano, principalmente su esencia, está encerrada en la carne humana; resulta ilógico estar y no estar al unísono, pero la tecnología ha roto el tiempo y el espacio, permitiendo que en casos de aislamiento social, uno pueda sobrevivir, y lo más importante no ser olvidado por su entorno social, sea amplio o no.

De modo que los nuevos medios y sus componentes (circuitos) forman parte sintética del ser humano, más que todo en el sistema nervioso para poder ser omnipresente, dando origen al hombre en el ciberespacio. Es por ello que los procesos de globalización aceptan la dominación de los nuevos medios, siendo su capital más importante los prosumidores (productor-consumidor). Claro ejemplo es un niño con teléfono, ya que está siendo inmerso en la economía virtual y el vicio actual. El poderío incentiva ese autoconsumo y autogeneración de información para llenar su billetera, dándoles a cambio una “satisfacción” a sus usuarios.

 Imagen: Studiostoks / ShutterstockAntiguamente lo que ahora se conoce como fake news eran las parodias y las sátiras. Actualmente estas son utilizadas para aplicar las “sociedades de control”, para Deleuze es la presencia inminente del poder más allá de las instituciones disciplinantes, pero inmersa en el sentido común social (Beltrán, 2017, p. 111). No obstante, este control, en el menor de los casos, muestra regímenes históricos, tal es el caso de la Primavera Árabe y su uso de Facebook, demostrando una fina capa de libertad de expresión. Sin embargo, hay consumidores que se deleitan de los hechos bárbaros sucedidos en la historia y provocan más conflictos. Por ejemplo, quien esté en una guerra invierte dinero para ganarla, acrecentando el uso de las RSV en un contexto manipulador político e incluso económico.

Lo que se debe recordares que las fake news a través de las RSV y los habitantes de la “aldea global” han facilitado “las sociedades de control” y seguirán aumentando ese control si continúa el constante mal uso de los nuevos medios comunicacionales. Una forma de luchar y poner en marcha la libertad virtual es cultivando y transmitiendo valores inherentes, además de incentivar al debate y expresión artística como social.

 

Referencias bibliográficas

Ayala Pérez, T. (2012). Marshall Mcluhan, las redes sociales y la Aldea Global. Revista Educación y Tecnología, (2), 8-20. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4502543

Beltrán, D. E. (2017). Redes sociales virtuales como dispositivos mediáticos contemporáneos. Cuadernos de Lingüística Hispánica, (30), 105-123. doi: https://doi.org/10.19053/0121053X.n30.0.6190


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